Notificaciones: menos es más

Desactiva tus notificaciones, o casi todas; no son tan importantes y la mayoría ni siquiera son útiles.

Notificaciones: menos es más

Las notificaciones push, esa característica de las aplicaciones móviles y de escritorio que deberían usar para hacernos saber algún evento importante, pero que utilizan básicamente para interrumpirnos, están peor que nunca.

Lo has notado tú, lo he notado yo, y lo recoge The Verge en el artículo "It's time for a hard reset on notifications": enmedio de notificaciones que querrías recibir porque pudieran interesarte, cada vez más aplicaciones y sitios web insertan notificaciones puramente publicitarias que no tienen otro objectivo que hacerte abrir la aplicación:

  • Hace mucho tiempo que no publicas nada, deja que tus contactos sepan que estás bien.
  • Hemos seleccionado estas subastas para ti.
  • Termina tus deberes de Klingon Coloquial, porque un chaval de 13 años de Nebraska está a punto de superar tus logros.
  • Sólo queda una hora para completar los desafíos diarios de Parky Crunch.
  • ¿Te gusta nuestra aplicación? Escribe una reseña, sólo te llevará 2 minutos.
Todas esas cosas de arriba se podrían completar con un "... y lo que estés haciendo nos importa un bledo".

Con esas notificaciones, vuelves a entrar en su aplicación y te arriesgas a caer en el pozo de hacer scroll durante un tiempo suficiente para imprimir unos cuantos anuncios para ti, y convertir la atención que has perdido en unos pocos ingresos para ellos. Porque cuando abres una de esas notificaciones, el diseño de la aplicación va a tirarte a la cara todo tipo de argucias y estímulos para que te quedes.

Y, mientras tanto, tu trabajo, pareja, amigos, familia, tu libro, la serie o la película que estabas viendo, están desatendidos.

Llevo unos 7 años con pocas notificaciones en mi teléfono más que las llamadas telefónicas, mis bancos, y mensajes personales directos. Empezaba este viaje en agosto de 2017 y daba cuenta de ello en mi podcast "sobre la marcha"; al poco tiempo (mayo de 2018) me daba cuenta de lo que este hecho cambiaba mi forma de relacionarme con mi teléfono móvil. Y no ha habido vuelta atrás.

En resumen:

  • Si no es una llamada, no es tan importante. Si alguien te necesita ya, lo que tiene que hacer es llamarte. Y si quien te llama no está en tus contactos o, peor, oculta su número, no es importante.
  • Gestiona tu tiempo y tu atención tú mismo. Es muy molesto estar tomando un café con alguien y que esa persona esté constantemente mirando de reojo su teléfono móvil, porque no para de vibrar. No seas esa persona. No empeores tus relaciones sociales para cubir la cuota de ingresos por publicidad de algún desconocido al otro lado del mundo.
  • Decide cuándo entrar en un aplicación tú mismo, no le des ese poder a ningún desarrollador. "¡Hace mucho tiempo que tus contactos no saben de ti!" es una forma muy falaz de decir "hace mucho tiempo que no recibimos ingresos de tu actividad y ya es hora de que entres de nuevo en la aplicación".
  • La inmensa mayoría de las notificaciones no sirven para nada. Es un completo despropósito que se te informe de todos los pasos que tu compra sigue desde que haces un pedido hasta que el repartidor te la deja en la puerta, y después un recordatorio de que metas los productos frescos en la nevera, y que luego se te acose para que dejes una reseña. Ése es un ejemplo con el que coincido palabra por palabra con el artículo de The Verge. Ya sé que he puesto un pedido y me considero capaz de abrir una aplicación por mí mismo. Si quiero saber si hay algún cambio, ya sé dónde mirar. Si estoy esperando un paquete de cualquier otro tipo, también: seguro que tengo un enlace de seguimiento para mirarlo cuando yo quiera. No me hacen falta notificaciones.

Excepciones notables son las ya mencionadas llamadas telefónicas, mensajes personales de contactos conocidos en aplicaciones de mensajería instantánea, tu cuenta de correo importante (donde recibes información personal, de tus bancos y de tus obligaciones como ciudadano) y la de tu trabajo, de tus bancos por si hay actividad fraudulenta, aplicaciones de autenticación que usan notificaciones... ¡y poco más! Con esas notificaciones esenciales, personalmente desactivé las notificaciones de más de 60 aplicaciones ya en 2017, momento en el que tenía instaladas unas 75. Y, mientras el número de aplicaciones instaladas ha ido, en general, subiendo, el número de aquellas que pueden enviarme notificaciones han ido, en general, bajando.

Es cierto que hay otras formas de controlar este tipo de interrupciones, y que cada cual ha de tomar su propia decisión, pero personalmente las desactivo sin piedad. Nunca he usado características tipo "resumen programado" o "modos de concentración", porque no son más que soluciones mediocres que los sistemas operativos móviles proporcionan en favor de los desarrolladores de aplicaciones y en contra tuya. Las notificaciones no están a tu servicio, y tenerlas aparcadas para que te distraigan más tarde sólo retrasan el problema. Tú sigues perdiendo tu tiempo y alguien sigue ingresando dinero gracias al tiempo que pierdes... más tarde.

Desactiva (casi) todas tus notificaciones. En realidad, ni necesitas tantas, ni son tan útiles.