Igual de personal, pero mucho más rápido

Cuando las barbas del vecino veas pelar, no alojes cosas en tu NAS.

Igual de personal, pero mucho más rápido
Cuando las barbas del vecino veas pelar, no alojes cosas en tu NAS.

Esta semana no he publicado ningún artículo más allá del mero eco de la falta de vergüenza de Microsoft, que está probando publicidad en Windows 11. Un producto de 145€.

En lugar de escribir, me he dedicado a mover mi instancia personal de mastodon, este blog, y micromáquina, desde una Raspberry Pi 4B de 4GB a un Intel NUC. Ya tenía pensado mover todo a mi NAS utilizando Docker, pero finalmente decidí separar las cosas: en vez de seguir apilando Raspberrys, esta semana consolidé todo en una nueva máquina de mayor potencia pero consumo relativamente contenido.

Una Raspberry Pi con una caja disipadora. A su lado hay un disco duro conectado por USB.
Esta Raspberry Pi 4, de 4 GB, llevaba encendida dando servicio a mi instancia de Mastodon y a Micromáquina durante más de 1 año y medio, ininterrumpidamente.

La motivación principal para este movimiento ha sido la experiencia de Jacobo Vidal Pascual, del podcast Desde El Reloj, con una serie de fallos en su NAS.

Podéis escucharle aquí: "E0822: 32 horas sin NAS, sin Docker y sin página web"

El relato de los problemas causados por componentes moribundos, el precio de reemplazarlos y el riesgo que corrieron sus archivos personales, me dejaban claro el mensaje: tener varios servidores en mi NAS, constantemente accedidos por todos vosotros y por Activity Pub en el caso de Mastodon, elevaría el acceso a los discos a un ritmo fuera de mi control, reduciendo su vida útil. Los componentes de un NAS son bastante más caros que los componentes de un equipo tradicional, porque están pensados para evitar errores que no afectan el tipo de servicios que quiero alojar: para mi instancia de Mastodon y mis webs no necesito ni memoria ECC, ni discos en RAID; con una buena estrategia de copias de seguridad me basta. La perspectiva de poder llegar a ver todos mis datos en riesgo por el hecho de alojar webs públicas y los costes asociados no me hacían ninguna gracia.

Por otro lado, mi NAS es de Synology, lo cual tiene una serie de inconvenientes derivados de la licencia de su software y su política de soporte. No ya por cuestiones éticas de licencias del software y potencial enmierdificación futura a varios nieveles, sino también porque todo esto nos sujeta a políticas de soporte y fin de actualizaciones por las que podemos llegar a vernos obligados a renovar un equipo que, de otra manera, tendría una vida útil mucho mayor.

Así que nada: cuanto, antes mejor, y me puse manos a la obra.

Los beneficios de este cambio son varios:

  • A corto plazo, el aprendizaje. Estoy aprendiendo un montón acerca de proxies inversos y de Docker, puesto que mover una instancia de Mastodon desde una máquina física a contenedores Docker, sin perder datos, no es trivial.
  • A medio plazo tiene los beneficios ya comentados en el área de la vida útil del hardware donde tengo nuestros datos personales y los de la familia.
  • A largo plazo, estos cambios transforman la forma de relacionarnos con internet y a través de internet, ya que nos devuelven un control que perdimos hace tiempo porque hacen de la tecnología algo mucho más personal.

Por el momento, ya se va notando una mejoría de rendimiento importante.